El sueño, o más concretamente, la duración y calidad de éste, es uno de los factores de riesgo a la diabetes tipo2. Dormir bien es fundamental para llevar una vida saludable y prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 2. ¿Cómo podemos mejorar nuestra calidad del sueño?
Los trastornos del sueño o dormir
poco se asocian con un mayor riesgo de obesidad, trastornos metabólicos y
diabetes tipo 2, entre otras patologías. Un estudio publicado por la Asociación Americana de Diabetes subraya la importancia de una duración de sueño apropiada
para prevenir o retrasar del desarrollo de la diabetes tipo 2: “dormir entre 7
y 8 horas diarias reducía el riesgo de sufrir diabetes tipo 2 y períodos cortos
y muy largos de sueño estaban asociados a un aumento significativo del riesgo a
la diabetes tipo 2”.
Dormir bien tiene un
papel fundamental en la regulación del equilibrio energético.
Dormir bien ayuda al páncreas a regular los niveles de insulina. Durante el sueño el cerebro utiliza menos
glucosa y la actividad nerviosa y muscular es menos activa. Como consecuencia
el organismo requiere menos energía y se regula la secreción de la insulina que
equilibra los niveles de glucosa en sangre.
Las personas con diabetes tipo 2
no tienen una buena calidad de sueño y sufren continuos despertares. Adquirir
buenos hábitos y una correcta higiene del sueño ayudará a reducir el riesgo al
desarrollo de la diabetes tipo 2 como a mejorar al control de la diabetes tipo
2.
Pautas para mejorar la calidad del sueño
1. Mantener un horario regular. Establecer una rutina horaria
tanto para la hora de acostarnos como la de levantarnos.
2. Cuidar el ambiente del dormitorio. En la habitación, la temperatura,
la humedad, la luz y el ruido deben ser agradables para conciliar el sueño y no
despertarnos durante la noche.
3. Establecer una rutina antes de dormir. Seguir una rutina previa al
acostarse que nos ayude a desconectar, como leer, practicar yoga o tomar un
baño caliente. En este sentido, se recomiendan actividades tranquilizadoras o
relajantes durante al menos 15 a 30 minutos evitando actividades estimulantes
desde el ejercicio físico a la actividad intelectual intensa (como el uso de
videojuegos, ordenador, estudiar o trabajar por la noche).
4. Practicar ejercicio físico. La realización una actividad
física - adecuada a la forma física de cada uno - durante el día, practicado
regularmente contribuye a mejorar el sueño. Sin embargo, conviene no hacerlo a
una hora próxima a la de acostarse, dejando transcurrir al menos 4 ó 5 horas.
6. No llevarse trabajo a casa. Insistimos. El dormitorio es para
dormir, no para trabajar. Esta es una causa que puede generar nerviosismo y
alterar la rutina de sueño. Es necesario desconectar para reconectar el
cerebro.
7. Móviles y aparatos electrónicos fuera de la habitación. Los expertos recomiendan desconectar móviles y ordenadores una hora antes de acostarnos y mantener los
móviles y portátiles apagados y fuera de la habitación durante nuestro sueño.
Como venimos comentando en
recientes publicaciones en este blog, seguir una alimentación saludable,
practicar ejercicio de manera habitual y controlar nuestros niveles de glucosa en sangre, son pautas fundamentales a seguir en la prevención de la diabetes
tipo 2. Teniendo en cuenta que el sueño es un factor de riesgo a la diabetes tipo 2 y parte fundamental para nuestra salud física y mental, debemos
esforzarnos en poner en práctica estas medidas para obtener un correcto el descanso
nocturno.
Itziar M. Ceberio, Patia Diabetes
Itziar M. Ceberio, Patia Diabetes
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