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11/30/2018


Tenía 24 años cuando me dieron la noticia: tendría que vivir el resto de mi vida con diabetes tipo 1. Estaba a punto de graduarme en la Universidad, y aun así me sentía como una niña que necesitaba ser protegida de aquella pesadilla. 

La diabetes se puede diagnosticar en niños, adolescentes y adultos jóvenes o mayores, y en todas las edades necesitamos del apoyo de nuestro entorno más cercano al momento del diagnóstico y en el posterior manejo de la condición. No hubiera tenido la misma fortaleza sin mi familia, que me acompañó y lo sigue haciendo desde el primer día. Era la primera vez que nos topábamos con la diabetes, no tenía antecedentes familiares, así que nos tomó a todos por sorpresa.

Al principio pensé que era un error, y esa era la ilusión de todos. Después de comprender que esto no tenía marcha atrás, tomé las riendas y empecé a aprender sobre diabetes. Mi familia tuvo un rol fundamental, principalmente al no presionarme, ni hacerme sentir diferente. Las personas a nuestro alrededor pueden sentir más miedo que nosotros y cuestionarse si podremos superar los retos que nos esperan. Con el tiempo les demostramos que con la disposición y el aprendizaje esa pesadilla se convierte en una oportunidad de convertir muchos sueños en realidad.

El cambio más importante en familia fue en la forma de alimentarnos. Aunque la diabetes tipo 1 no tiene que ver con los hábitos alimenticios, en el tratamiento sí es una parte fundamental. Todos nos involucramos y fuimos aprendiendo, por ejemplo, ninguno sabía leer las etiquetas de los alimentos ni tampoco nos fijábamos en la cantidad de azúcar; en general, no comprendíamos mucho de nutrición. A día de hoy, elegimos alimentos más saludables y tenemos en cuenta las porciones, a pesar de que ellos no tienen diabetes.

Mi familia está siempre atenta a mis requerimientos, pero no pretendo ser el centro de atención. Soy consciente de que mi diabetes es mi responsabilidad y sólo depende de mí hacer el trabajo lo mejor posible. Además, ellos también han tenido que pasar por situaciones complejas y yo también he estado ahí para apoyarlos. Yo tengo diabetes pero, sin duda, nos cambió la vida a todos.


Carolina Zárate, fundadora del blog "Diabético tipo 1"

Publicado el viernes, noviembre 30, 2018 por Federación Española de Diabetes (FEDE)

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11/14/2018


La familia juega un papel fundamental en la gestión de la diabetes, una patología crónica en la que las personas más cercanas pueden apoyar a los pacientes, entre otras cuestiones, en la adopción de hábitos saludables o la adherencia al tratamiento.

El 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes (DMD), es una de las fechas más importantes del año para la Federación Española de Diabetes (FEDE). Se trata de una gran ocasión para llamar la atención sobre la incidencia de la diabetes en España, donde afecta a unos 6 millones de personas; sensibilizar sobre la importancia de tomar medidas para frenar el aumento de casos; y favorecer la educación diabetológica entre las personas que ya conviven con esta patología.

Este año, siguiendo el tema escogido por la Federación Internacional de Diabetes (IDF, según sus siglas en inglés), para la celebración de este día: “Diabetes y Familia”, desde FEDE se ha querido recordar la importancia del papel de la familia, en el sentido más amplio de la palabra, para mejorar la prevención, la detección y el control de la diabetes en nuestro país, donde se diagnostican unos 1.100 nuevos casos de diabetes tipo 2 (DM2) cada día, según el Estudio Di@betes.



Prevenir
Mientras que la diabetes tipo 1 (DM1) no se puede prevenir, puesto que todavía se está investigando su origen, por lo que respecta a la DM2, se sabe que hasta un 80% de los casos se podrían evitar mediante la adopción de hábitos de vida saludables. En este sentido, el ámbito familiar puede, y mucho, favorecer estas rutinas, a través de una alimentación saludable y la práctica de ejercicio físico de forma regular.

Además, es importante destacar que la infancia y la adolescencia es un periodo especialmente relevante para la prevención de la DM2 y otros problemas de salud asociados, como el sobrepeso y la obesidad, puesto que el 70% de las muertes prematuras en adultos se deben, en gran medida, a hábitos poco saludables iniciados en esta fase, según la IDF.



Detectar

Por lo que se refiere a la detección de la diabetes, el diagnóstico temprano es uno de los principales retos a los que se enfrenta la gestión de la patología, puesto que unos 2 millones de personas con DM2, en España, desconocen que la padecen. Y es que, según un estudio de Diabetes UK, se ha demostrado que controlar este tipo de diabetes de forma precoz contribuye a reducir el riesgo de complicaciones en un 20%. Por lo tanto, es importante que en el ámbito de la familia se conozcan los factores de riesgo que favorecen el desarrollo de la patología (sobrepeso, hipertensión, altos niveles de colesterol y triglicéridos, etc.); y se impulsen campañas de cribado y diagnóstico.

En el caso de la DM1, suelen presentarse signos más claros, que se deben detectar rápidamente para evitar situaciones de riesgo, como las derivadas de una cetoacidosis diabética. Por eso, sobre todo en el caso de los pacientes más jóvenes, es necesario que los familiares conozcan e identifiquen estos síntomas, que pueden incluir: sed continua, necesidad de orinar, cansancio, sudoración o pérdida repentina de peso.



Controlar

Las personas con diabetes que logran establecer un buen control de sus niveles de glucosa en sangre llevan una vida absolutamente normal y plena. Esto requiere de un gran compromiso con el cuidado personal y la adhesión al tratamiento, algo clave, aunque según el Observatorio de Adherencia al Tratamiento, un 44% de las personas con DM2 en España no es adherente al tratamiento pautado por su equipo médico.

En este sentido, desde FEDE se reclama un mayor acceso a recursos formativos e informativos, para que las personas con diabetes y sus familiares aprendan a entender la patología; y un mayor impulso para el desarrollo, acceso y financiación de nuevas tecnologías y tratamientos que puedan mejorar la gestión de la patología.



Laura Alemán Arteaga, responsable de Comunicación de la Federación Española de Diabetes (FEDE)

Publicado el miércoles, noviembre 14, 2018 por Federación Española de Diabetes (FEDE)

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2/16/2018


El pasado miércoles, con motivo de la celebración del Día de los Enamorados, hablábamos desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) sobre cómo aprender a gestionar adecuadamente la diabetes, en el marco de las relaciones de pareja o familiares. En este sentido, y teniendo en cuenta que, en las relaciones entre personas, lo más complicado es la convivencia, los llamados “pacientes con diabetes tipo 3” (los familiares de los afectados) juegan un papel muy importante, a la vez que complicado, en la ayuda, la mejora y la adherencia al tratamiento. Para FEDE, las personas con diabetes tipo 3 son cruciales. Y es que, a pesar de no padecer la patología, se podría decir que la sienten en sus propias carnes, porque se preocupan día a día por el bienestar de su familiar y, además, se preocupan por aprender sobre la enfermedad para poder seguir ayudando. 

Este colectivo debe ser un apoyo en el día a día, pero también es necesario que encuentren un equilibrio entre ponerse en la piel de su familiar o pareja y tener en cuenta lo difícil que puede llegar a ser convivencia con la diabetes, sobre todo cuando, a pesar de hacer grandes esfuerzos, no den siempre el resultado esperado.

Precisamente por esto, por ejemplo, me preocupa: el excesivo control que algunos padres ejercen hacia sus hijos, puesto que puede perjudicar la salud mental del niño; el papel de las mujeres que, aunque son un apoyo fundamental, tienen una cantidad inmensa de responsabilidades y de trabajo, sin que la sociedad se lo ponga fácil; y me preocupa, por último, la falta de información que tienen muchos pacientes, lo que hace muy complicado acertar con el tratamiento.

Mi preocupación se reduce, en definitiva, a la rutina que vivimos las 24 horas del día al tener que sortear los retos que nos pone la diabetes, como los innumerables controles, las decisiones de qué y cuánto comer cada día o la dificultad de muchos pacientes a la hora de realizar ejercicio. Es, en cada uno de estos momentos, cuando debemos estar ahí, apoyando, aconsejando, entendiendo y ayudando a nuestros familiares, porque no hay mayor satisfacción que ver su sonrisa.

Andoni Lorenzo, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE)

Publicado el viernes, febrero 16, 2018 por Federación Española de Diabetes (FEDE)

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