Con la llegada del
calor la sensación de sed - el mecanismo natural del cuerpo para recordarnos
que debemos ingerir líquido - es más frecuente. ¿Cómo debemos responder a la
sed? Bebiendo agua. Del grifo, de la fuente. Agua corriente. La bebida más
saludable para mantenernos hidratados, frente a refrescos, zumos y otras
bebidas azucaradas o alcohólicas que tienen un efecto negativo en nuestro
metabolismo.
En otro tiempo resultaría paradójico recomendar beber
agua ante la sensación de sed. Pero hoy en día es un punto en el que tenemos
que incidir con insistencia por la alta cantidad de calorías que contienen bebidas
y refrescos azucarados, así como las bebidas alcohólicas. El valor nutricional
nulo o escaso de todas estas bebidas hace que se hable de ellas como fuente de
“calorías vacías”.
Como señala el nutricionista Juan Revenga en este post consumimos entre
150 y 300 kilocalorías más que hace 40 años. “Un 50% de esas calorías provienen
de bebidas con una concentración de azúcares significativa. Llámalas
“refrescos”, batidos lácteos de distintos sabores, bebidas “energéticas”,
zumos, etcétera”. (Cualquier refresco al uso contiene unas 42kcal/100mL).
En cuanto a las bebidas alcohólicas, su aporte de calorías
es también muy alto:
En muchos casos se ha convertido en hábito tomar un
refresco para calmar sed, acompañar la comida de una bebida que no sea agua o
llevar un batido o bebible para la merienda de los más pequeños. Hábitos – unidos al sedentarismo y
la alimentación no saludable - que sin duda están relacionados con las alarmantes cifras que han alcanzado la obesidad y la diabetes tipo 2 a
nivel mundial.
El agua del grifo es la forma más saludable de mantenernos
hidratados. Por esto, no nos cansaremos de recomendarte beber agua cuando
tengas sed. Un consejo que consideramos clave para llevar una vida saludable y prevenir la obesidad y la diabetes tipo
2.
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