Con la llegada del verano, y pasada ya la resaca de las elecciones municipales y autonómicas, en FEDE, continuamos con nuestra rutina y nuestro trabajo diario. Es, además, en estas fechas, cuando veo todos los temas que tenemos sobre la mesa, cuando me doy cuenta de que toca reunirse con diferentes colectivos, instituciones y representantes públicos para seguir cumpliendo con el compromiso de defensa de las personas con diabetes de España, a las que FEDE representa.

No puedo ocultar que son muchas las noches que me cuesta conciliar el sueño pensando en todo lo que se debe hacer. En este sentido, mis mayores preocupaciones se centran en los más vulnerables: las personas mayores y los niños. Todos ellos, al igual que el resto de personas con diabetes, tienen dificultades en sus casas, en su día a día, en sus relaciones sociales, laborales… Y si bien es cierto que FEDE no puede solucionar sus problemas personales, sí puede y debe seguir trabajando por intentar que su vida sea más fácil, y mejorar su calidad de vida, proporcionándoles la información más adecuada a su tratamiento.

Cuando veo los problemas que hay y cómo les afectan, siento una enorme frustración. De hecho este trabajo, este reto, este proyecto me está suponiendo un esfuerzo que, en muchas ocasiones, se transforma en un agotamiento físico enorme, y me aconsejan que me dosifique, pero yo siempre contesto lo mismo, que hago lo que hago porque creo en FEDE, en este proyecto, y en la defensa de los derechos de los pacientes con diabetes en España. Y ellos se merecen mi esfuerzo.