El pasado día 7 de abril se celebró el Día Mundial de la Salud que, en esta ocasión, la Organización Mundial de la Salud lo dedicó a la diabetes, una patología que, año tras año, no deja de aumentar y que afecta ya a 6 millones de personas en España. Esto se debe, en parte, a que no se termina de abordar de una manera eficiente, a través de una estrategia coordinada y realista.
Para conseguirlo, habría que empezar por que hubiera una mayor coordinación entre CC AA en diabetes y sanidad. Y no habría que inventar nada nuevo, tan sólo aprovechar óptimamente los recursos con los que ya contamos. En el caso de la diabetes, me refiero a la Estrategia Nacional en Diabetes del Sistema Nacional de Salud (SNS); y en el de la sanidad, al Consejo Interterritorial del SNS, un órgano que, a día de hoy, no es más que un foro de encuentro entre consejeros, en el que nada de los dicho es vinculante.
Es por esto que no creo que os sorprenda que eche de menos una actuación más eficiente y seria por parte de la administración pública, con altura de miras y con sentido de Estado. O que eche de menos también campañas de información en diabetes y de concienciación sobre hábitos saludables. Y lo echo de menos porque no lo hay ni hay visos de que lo haya en breve.
Realmente creo que esto es especular con nuestra salud y es realmente grave, puesto que se juega con el presente de muchos pacientes y sus familiares, y el futuro de las generaciones venideras que, a tenor de las últimas estadísticas, tienen unos índices de sobrepeso y obesidad como nunca antes en nuestro país. Así las cosas, ¿qué es lo que tiene que suceder para que se trabaje coherentemente con los recursos que tenemos y contra problemas que ya están detectados?

Resumiendo, y muy a mi pesar, debo decir que España suspende en diabetes y en obesidad. O mejor dicho, suspende en políticas serias sobre diabetes y obesidad. Aunque lo más grave quizás sea que en nuestro país contamos con la materia primera necesaria para articular acciones eficientes contra estas epidemias: asociaciones de pacientes en todo el territorio nacional, profesionales sanitarios magníficamente formados y el entramado administrativo necesario, pero no hay voluntad política. Sinceramente espero que esto último se sume a la ecuación; en este sentido, por lo que respecta a FEDE, trabajamos desde hace años en ello.