Este pasado lunes, 1 de julio, el Gobierno aplicó una bajada de precio, de entre el 6% y el 8%, a 45 referencias de medicamentos para la diabetes. Aparentemente, y sin entrar a analizar los detalles de esta medida, lo primero que podemos decir es que beneficiará directamente a los bolsillos de las personas con diabetes y a las administraciones públicas, ya que se calcula que supondrá una reducción del gasto farmacéutico de 1.500 millones de euros.

Mi reflexión, en esta ocasión, surge porque creo que es muy importante conseguir optimizar los recursos con los que cuenta la Administración y, sobre todo, si beneficia al funcionamiento de una estructura tan importante como nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS). No obstante, también tengo una cierta preocupación, la sensación de que las medidas de este tipo son básicamente economicistas y con un planteamiento cortoplacista.

La Sanidad española debe transformarse, y lo debe hacer ya, porque vivimos cambios en nuestra sociedad que deben abordarse sin más dilación y que requieren de decisiones que permitan gestionar una buena atención y mejorar la eficiencia del gasto sanitario.

Todos los agentes que estamos involucrados en el ámbito de la diabetes y la salud estamos de acuerdo con que se tomen medidas estructurales que permitan mejoras en general; pero mi preocupación reside en que se puede cometer un error, si la única solución es poner en la diana a la industria farmacéutica, porque las consecuencias serían devastadoras: la aniquilación de la I+D+i que estas desarrollan.


Me gustaría que se reflexionara sobre cómo se vivía con diabetes hace 10 ó 15 años, pues todos llegaríamos a la conclusión de que el cambio ha sido notablemente positivo: la calidad de vida de las personas con diabetes ha mejorado en este tiempo de una forma increíble, y en buena parte se lo debemos a la inversión realizada por la industria en investigación.

Por ello, debemos ser prudentes a la hora de reclamar más recortes, pues no siempre es sinónimo de una buena gestión sanitaria.


Andoni Lorenzo, presidente de la Federación Española de Diabetes